Transición de la vaca lechera a la lactancia

La transición del periodo de vaca seca a la lactancia tiene un enorme impacto en las vacas lecheras. Durante este periodo, las vacas pasan por tres adaptaciones fisiológicas: la adaptación inmunológica, la adaptación digestiva y la adaptación metabólica para soportar la siguiente lactancia y la gestación. Superar esta transición sin un exceso de estrés es crucial para una lactancia saludable.

Cómo reconocer

Una mala adaptación metabólica y digestiva durante el periodo de transición provoca un estrés metabólico que perjudica la adaptación del sistema inmunitario y aumenta la incidencia de las enfermedades metabólicas que impulsan:

  • Mayor riesgo de desarrollar cetosis subclínica o clínica
  • Mayor riesgo de hígado graso
  • Alta incidencia de fiebre de la leche, mayor incidencia de retención de placenta e infecciones del tracto reproductivo.
  • Mayor incidencia de mastitis
  • Mayor riesgo de acidosis del intestino posterior
  • Alta incidencia de intestino permeable
  • Baja producción y fertilidad
  • Altas tasas de sacrificio temprano (durante los 100 días en leche)
  • Disminución de la longevidad de las vacas

El impacto en el ganadero

Una buena gestión del periodo de transición, junto con una dieta bien equilibrada, aumentará el rendimiento diario de una vaca a lo largo de su vida y el número de lactancias por vaca al mejorar la fertilidad, aumentar el rendimiento lácteo por lactancia y reducir los sacrificios involuntarios. Esto no sólo mejorará el rendimiento financiero de la granja, sino que también dará lugar a una producción de leche sostenible, ahora y en el futuro.